terça-feira, 5 de janeiro de 2010

Ay, Barcelona!

Hoy me ocurrió una historia muy sencilla y muy especial.
Estava yo en la tienda de Fnac, con mi nieta y Ana, cuando sali hasta la calle para fumar.
Encendi mi cigarro y me puso a tragarlo, recostado a la pared de la tienda.
El humo se mesclava con el vapor caliente salido de mi boca, y la lluvia tornava todo mas difícil.
De golpe, un chico, veinte y pocos años, especialmente guapo, se acercó y me preguntó, con una mirada muy fuerte, si yo tenia un cigarro para él.
- Si, lo tengo - y pronto le regalé un cigarro de los mios (yo los habia comprado hacía solamente dos minutos), encuanto buscava el encendedor para ofrezcerle, al que él, sin quitar sus ojos muy fuertes de los mios:
- Yo tengo el fuego, pero voy aprovechar el tuyo.
Encendió el cigarro a mirarme y me dijo:
- La vida es una sola! – Así que se fue.
Dos pasos fuertes adelante, el chico se volvió y tornó a semblarme:
- Piensa en esto: solo hay una vida. Hay que aprovecharla!
De pronto se perdió en la multitud.
La luna, la calle, la gente, la lluvia, todo quedó lo mismo, pero sus ojos quedaran dentro de mi como dos espadas.
“... solo hay una vida. Hay que aprovecharla...”

Me pregunto hasta ahora, después de lo haber encontrado dos veces mas, por la calle, en sitios distintos, y después de haber sido regalado, en estos dos veces, con su larga sonrisa:

Hubiera yo que aprovecharlo, el guapo mismo?
Tendria yo que saber que se puede aprovechar los recursos ajenos cuando los nuestros son limitados?
Hay que aprovechar siempre todo el disponible?

No lo sé, barcelonin. Hasta ahora no lo sé, y está claro que jamas lo saberé.

Sin embargo, muchas gracias por tu mirada. Inolvidable!

Um comentário:

  1. Hay un momento-tiempo en que un caminante con solo una mirada fija (ojo en el ojo) y con escogidas palabras-regalo logra penetrar y quedarse para siempre en nuestra memoria, devolviendonos un tesoro que hacia mucho tiempo buscabamos en el más profondo del alma.

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